Poner los ojos en la Eucaristía, a lo que invita la fiesta del Corpus, es centrar la mirada en Dios y su amor y en el Hermano. La Eucaristía siempre tiene esa doble cara, es alimento y misterio de Dios para solaz de la vida, es empeño y compromiso por transformar la historia y hacerla más fraterna y justa. ¡Centremos nuestra mirada en la Santa Hostia! Buena semana